miércoles, 19 de diciembre de 2012

Chichen Itzá: Cultura maya, limón y sal

Inevitable. La memoria me lleva a Chichen Itzá en la semana más apocalíptica del año. Coloco junto a la pantalla el "boleto" azul de entrada a esta zona arqueológica, vestigio de la cultura maya, y los recuerdos reptan por el teclado, misteriosos como la serpiente emplumada, recordando al Kukulcán de antaño o al tolteca Quetzalcóalt.

En el reverso del boleto reza: "Evitemos la corrupción", éste "es su comprobante de pago", "si después de su recorrido no le es útil destrúyalo". A pesar de la advertencia aún lo conservo. Su utilidad, después de todo, no es otra que "pescar" buenos momentos para servirlos ahora en este cuaderno de viajes.

Después de aquel verano no sé qué chile es más picoso, pero sí que el mar puede atesorar infinitos azules y que joyas arqueológicas como Chichen Itzá o Uxmal resultan imprescindibles para el turista que quiere conocer las entrañas de México.

Entre la Mérida mexicana y Cancún encontramos la ciudad cuya imagen llena hoy miles de pantallas. Aquella "boca del pozo de los itzáes", Chichen Itzá, es un enclave arqueológico que recuerda el esplendor y la fuerza del pueblo maya, desde el Juego de Pelota hasta el Observatorio o el propio Castillo o pirámide de Kukulcán, que juega con la luz y la sombra a golpe de solsticio para emular la imagen de la serpiente.

Aquel conocimiento matemático y astronómico, que hace de la pirámide un auténtico calendario, nos deja transiciones a otras eras que hoy generan arduos debates sobre el fin, palabras con caducidad en un mundo que sigue girando, al que cantarle aquello de Julieta Venegas: "Yo te quiero, con limón y sal..."
 

* Más información sobre el cambio de ciclo y la zona arqueológica en http://www.inah.gob.mx/




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